EL LABERINTO DE LA FEMINIDAD Y EL ACTO ANALITICO
El problema de la feminidad es el de la inconmensurabilidad entre el hombre y la mujer. ¿No la hay? La falta de proporción, lejos de anunciar la ausencia de relación, causa una relación precaria, inestable, incurable, que nunca terminamos de ceñir y que, no obstante, mantiene vivo el deseo. Con lo que el problema se desplaza: ¿puede el falo medir con una medida suplementaria lo que en principio carece de medida? Pero, antes que nada: ¿tenemos un saber asegurado acerca del falo? ¿El modo actual de preguntar, que gira en falso en torno a una feminidad a la cual no nos cansamos de atribuirle una pura indeterminación, no nos oculta la multiplicidad del mismo orden fálico? La experiencia del análisis nos aporta, cuanto menos, dos certezas: 1 La feminidad está más allá de la histeria, pero esta es su vía regia hablar de la feminidad con total independencia del discurso histérico es como movernos en el vacío ideológico de la ausencia de síntoma. 2 Del mismo modo, la feminidad está más allá del falo, pero sólo se torna accesible a partir de las incógnitas y discontinuidades del orden fálico.