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Durante toda la Edad Media el latín fue la única lengua para la transmisión del conocimiento y de la literatura culta. Por eso, las primeras manifestaciones literarias en lengua romance tienen carácter popular y oral, ya sean de género lírico (ver t3) o épico (ver t4). La poesía culta (ver t5) y la prosa literaria (ver t6) no aparecerán hasta el final de este periodo.
El español es una lengua romance de las varias que surgieron en la península durante la Edad Media. Desde sus inicios tuvo un fuerte carácter innovador frente a las restantes lenguas peninsulares y después se mantuvo sin cambios importantes hasta el siglo XVI.
En la Edad Media muy poca gente sabía leer y escribir. Además, los textos se escribían a mano en hojas de pergamino, en un proceso largo y costoso, por lo que sólo las obras consideradas importantes eran copiadas.
El mester de clerecía fue una corriente de poesía culta con la que los monjes pretendían difundir los conocimientos adquiridos a través de los textos latinos. Para ello recitaban ante los peregrinos que acogían en los monasterios narraciones didácticas. Las dos obras más importantes que conservamos son Los milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo, y el Libro de buen amor, del arcipreste de Hita, ambas escritas en la estrofa llamada cuaderna vía.
1. Misión
1.1 La misión del empleado
El español es una lengua romance de las varias que surgieron en la península durante la Edad Media. Desde sus inicios tuvo un fuerte carácter innovador frente a las restantes lenguas peninsulares y después se mantuvo sin cambios importantes hasta el siglo XVI.
- Lengua española
- Lengua italiana
- Lengua romance
- Lengua peninsular
1.2 La misión del consumidor
En la Edad Media muy poca gente sabía leer y escribir. Además, los textos se escribían a mano en hojas de pergamino, en un proceso largo y costoso, por lo que sólo las obras consideradas importantes eran copiadas.
Visión
El mester de clerecía fue una corriente de poesía culta con la que los monjes pretendían difundir los conocimientos adquiridos a través de los textos latinos. Para ello recitaban ante los peregrinos que acogían en los monasterios narraciones didácticas. Las dos obras más importantes que conservamos son Los milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo, y el Libro de buen amor, del arcipreste de Hita, ambas escritas en la estrofa llamada cuaderna vía.