ANO DE ARTAUD EL
Argentina, 1973. El año de la ?juventud maravillosa?, del ?Tío? Cámpora, la Juventud Peronista y los Montoneros. El año de la masacre de Ezeiza, el comienzo del tercer mandato presidencial de Perón y el asesinato de José I. Rucci. El año en que el poder del ministro José López Rega empezaba a perfilarse y las organizaciones guerrilleras creían en la inminencia de la revolución. ¿Los jóvenes al poder, finalmente? Mientras tanto, en la habitación de su casa paterna, un joven de veintitrés años, Luis Alberto Spinetta, componía una serie de canciones mayormente inspiradas en la lectura de Antonin Artaud, el más maldito de los surrealistas franceses. De aquel viaje poblado de música, poesía y la realidad de un país en ebullición nacería Artaud, un disco esencial de la cultura argentina: un clamor de liberación en el año de las grandes promesas liberadoras.
En la línea de sus anteriores libros, La década rebelde y Rock y dictadura. Crónica de una generación (1976-1983), Sergio Pujol pone a dialogar los hechos de la historia nacional con las prácticas y representaciones de una música ?progresiva? que empezaba a hacerse oír con fuerza y convicción, a menudo a espaldas del mercado, del gusto establecido y los guardianes de la tradición. ?Aunque me fuercen yo nunca voy a decir/que todo tiempo por pasado fue mejor./ Mañana es mejor?, anotaba Spinetta en el verso más célebre de su ?Cantata de puentes amarillos?.
Con un estilo narrativo que no da respiro y un uso pocas veces visto de diversas fuentes documentales, El año de Artaud se interna en la no siempre armoniosa relación entre la acción política y los sueños de una música que, acaso como ninguna otra, supo encarnar la imaginación utópica de su tiempo.