CENIZAS QUE TE RODEARON AL CAER
La madrugada del 18 de junio de 1976, una bomba mataba al jefe de la Policía Federal Argentina, el general Cesáreo Cardozo, figura en ascenso dentro de la Junta que gobernaba el país tras el golpe de Estado del 24 de marzo.
La cacería se concentró sobre Ana María González, una joven de 20 años, militante de Montoneros, compañera de estudios de Chela, hija del militar.
Ana había estado esa tarde en el departamento de los Cardozo y, con la excusa de hablar por teléfono, había entrado a la habitación matrimonial y puesto una bomba bajo la cama. Enseguida dijo que se sentía mal y se tenía que ir. Fue la última vez que la vieron.
Ana pasó inmediatamente a la clandestinidad y fue un trofeo tan protegido por la organización armada como buscado por la dictadura. Nunca se supo nada más de ella, pero su caso fue usado como pieza fundamental de la narración que construyeron los medios adictos al gobierno militar desde el momento de los hechos hasta nuestros días.