VIAJE AL RIO DE LA PLATA
Es un rasgo característico del descubrimiento del Río de la Plata y de Méjico, que sus dos primitivos y más genuinos historiadores sean dos obscuros soldados que, al contar lo que hicieron, se hayan hecho célebres por sus escritos, legando a la posteridad, no sólo un auténtico documento histórico, sino también una obra original, espontánea, hija del instinto y de la observación propia, y por lo mismo llena de la más imparcial y equitativa verdad, y uno de ellos, con una animación y colorido, cual el más consumado arte literario no ha podido jamás reflejar en sus páginas. La obra de Schmidl [...], alemán de temperamento flemático, observador atento y tranquilo de la naturaleza, sin imaginación y despreocupado aunque no exento de preocupaciones vulgares y de prevenciones personales, narra seca y concisamente los hechos, establece las fechas, determina las distancias, describe lo que ve como lo comprende, sin ornamentos de estilo ni divagaciones, y sólo de vez en cuando formula un juicio, hace una reflexión o consigna datos etnográficos, geográficos, estadísticos, astronómicos o de historia natural, que en breves rasgos nos dan un retrato, bosquejan una comarca, describen un animal o una planta, señalan un punto en el espacio o dan idea de razas y costumbres perdidas, suministrando a la vez elementos preciosos para la cronología y para la historia de la colonización inicial del Río de la Plata por la raza europea. Son documentos históricos a la vez que elementos morales, que explican los hechos y los ilustran, animándolos con cierto soplo democrático, que hace vibrar la fibra humana a través del tiempo. Bartolomé Mitre