MANANA TENDREMOS OTROS NOMBRES
Viven en Madrid, en la actualidad. Ella es arquitecta, tiene miedo a hacer proyectos de futuro y busca algo que no puede definir. Él escribe ensayos, lleva cuatro años a su lado y nunca pensó en verse soltero de nuevo, en un «mercado» sentimental del que lo desconoce todo.
Por las grietas de su derrumbe como pareja entran las amistades, sus consejos y sus vidas, la mayoría de las veces con más dudas que certezas. Es la generación Tinder, la de unas personas que eliminan a otras con un dedo; una generación en la que todos están expuestos y a la postre desencantados. La ruptura de una pareja también dice mucho de un país, de un momento, de una idea de convivencia. Y la radiografía de los tiempos es dura: padres que lo son por obligación, experimentos de reinvención personal que son performances sin público, unas tecnologías que lo penetran todo, incluyendo la intimidad. Ella y Él, ya próximos a los cuarenta, comienzan a habitar esos nuevos espacios posibles en paralelo, sin desgarros románticos pero con una fuerte añoranza misteriosa que tal vez vuelva a reunirlos.
Mañana tendremos otros nombres es una mirada a las relaciones sentimentales del animal humano desde una óptica sociológica que no excluye la ternura. Es, sobre todo, la gran novela del amor en los tiempos de las redes.