DISTANCIA ENTRE LA SED Y EL VASO LA
"Una mujer de mi edad le da un beso en la frente al hombre de al lado. Apoya la cabeza en su pecho, cruza el brazo por encima, se queda un rato.
Saca un rosario, mueve los labios en silencio.
Abre un perfume, lo esparce por la cara del hombre. Huele la piel, le besa la mejilla. Pone los Beatles en el celular, lo apoya en la almohada. Lo peina mientras canta, bajito para no molestarnos, pasa la mano por los pelos blancos. Llora"
Los personajes de estos cuentos intentan transar un punto de acuerdo entre los impulsos de su deseo y lo asequible. Son inestables, se mueven, buscan un equilibrio esquivo. Los encontramos ya con una historia previa, tácita: son pacientes en recuperación que sueñan con lo que harán cuando se curen.
En la narrativa de Marcos se combinan la crudeza y el despojo de palabras con un cuidado casi parental de los protagonistas. Se limita a exponerlos, sin atenuantes ni justificativos. Con eso basta: nos reconocemos y encarnamos en ellos, vivimos sus contradicciones, nos aferramos a sus esperanzas.
Son cuentos sobre encrucijadas y resignaciones, también sobre esperanzas. Como lectores, nos terminan pasando cosas, mucho mas allá de lo narrado en cada historia.