DIARIO DE UN INVIERNO EN TOKIO
Casi no me atrevo a confesármelo, que Ueda apareció como reemplazo, una segunda opción, después de enterarme de que el admirable fotógrafo Hiroshi Hamaya ya no recibe gente en su casa de Oiso, contra el mar, no muy lejos de Tokio. Difícil explicarme o justificarme la elección de Ueda -especie de Magritte mas teatral y en blanco y negro, y debe ser entonces que Magritte me interesa mas de lo que logro admitírmelo-, excepto que se lo impute a mi fetichismo por la nieve. Pero una vez cerrada la conversación, ¨que haría queriendo mostrarle fotografías de la naturaleza a un japonés? Seria como caer de visita en una casa holandesa con un ramo de tulipanes. Viaje interior por una ciudad huidiza, sugerente diario intimo de impresiones casuales y hallazgos epifanicos, apuntes sobre imágenes y traducciones posibles e imposibles. Cualquier definición ahoga el alcance de esta caleidoscopica narración en primera persona de alguien que, por un ensayo que ha escrito, gana un viaje a Tokio e intenta acercarse a un maestro que es el sustituto de otro.